Nuestro propósito es edificar a los hombres conforme al diseño de Dios, guiándolos para que sean ‘fuertes en el Señor y en el poder de su fuerza’ (Efesios 6:10).
Queremos equiparlos para cumplir su rol como líderes espirituales en sus familias, ‘amando a sus esposas como Cristo amó a la iglesia’ (Efesios 5:25), y como pilares en sus comunidades, ‘listos para toda buena obra’ (Tito 3:1).
A través del discipulado (Mateo 28:19), la comunión fraternal (Hechos 2:42) y el servicio humilde (Gálatas 5:13), buscamos formar hombres que vivan como ‘ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza’ (1 Timoteo 4:12). Porque sabemos que, cuando los hombres se levantan en obediencia a Cristo, ‘la casa entera es transformada’ (Josué 24:15), y la iglesia avanza con poder.
